Cansado de tanta vuelta, sin que pudiera aparcar,
esperando una respuesta, clamó al cielo el malestar.
Y este le respondió,
con una raya amarilla, en un charco reflejá.
A la vez que le decía:
¡Aquí arriba, ni parar, ni estacionar!
Búscate un parking de pago o un gran centro comercial.